martes, 28 de julio de 2009

Eres el oxígeno que llegó cuando no podía respirar, cuando me hundía sin remedio en una nube de dióxido de carbono y nitrógeno que me mataba, cuando me caí al mar y no tenía fuerzas para nadar, cuando atravesé la atmósfera de la felicidad y me quedé flotando en el espacio sin poder regresar.
Eres el oxígeno que llegó cuando mis pulmones lo pedían a gritos, cuando mis células morían una tras otra por no tener fuerzas ya para vivir, cuando mis ojos se apagaban y esa luz amarilla se extinguía, cuando mi boca se abría en un último intento de atrapar algo de aire.
Entonces llegaste tú.

Bueno... no, no exageremos, tú has sido todo eso, pero no eres tan importante.
Nunca habrá nadie más importante que mi estrella, lo siento.
Pero te daré las gracias una y otra vez hasta el fin de mis días por salvarme, porque gracias a ti estoy curada.

0 comentarios: