Cuando todo eso pase, tal vez mi razón gane a mi corazón y me vea obligada a aislarme para tratar de olvidar todo. Cuando la más ligera brisa me traiga su olor desconocido, cuando el más ligero parecido que vea en alguien haga que mi corazón se acelere, cuando las lágrimas caigan y caigan sin descanso. Como antes.
Entonces me aferraré a la vida con todas mis fuerzas porque perder una batalla no es perder la guerra.